domingo, 13 de marzo de 2016

ODISEA EN AMÉRICA (EPISODIO #98)



Prácticamente no podíamos avanzar. Para males las criaturas comenzaban a rodear la esfera. No teníamos escapatoria. ¡Hijos de puta!, sin remordimientos los maldecía. Estaba perdiendo el control de los impulsos. No quería darme por vencido pero sentía una impotencia que paralizaba. ¿Tienen una idea lo que significa esforzarse para correr y no poder hacerlo? Atravesábamos una pesadilla. Encima tenía sarpullidos. Nos picaba todo el cuerpo. Por momento nos deteníamos para rascarnos. Me sangraba la nariz. También la de Sofía. El pobre Astor hacía lo que podía, pero seguía vivo. Cada paso era una epopeya, una batalla librada a esa muerte que pisoteaba nuestras esperanzas. Estábamos condenados al olvido, sin embargo resistíamos. Verla luchar me fortalecía. Sorpresivamente se oía un estruendo. Unos destellos aclaraban el cielo. Las proximidades estaban siendo bombardeadas. Inquietas, las criaturas se marchaban. Restaban no menos de cinco metros para escapar de la esfera.