sábado, 2 de abril de 2016

ODISEA EN AMÉRICA (EPISODIO #118)


Manoteando las malezas, subía al puente. Con la mirada puesta en el horizonte podía avistar la presencia de un objeto, desplazándose en mi dirección por el mismo camino polvoriento que nos había aislado de los seres foráneos. Su color era grisáceo, tenía el tamaño de un colectivo. No tocaba la superficie terrestre. Lejos estaba de parecerse a una nave extraterrestre. Necesitaba tomar una decisión urgente. Sofía y el gato seguían echados en el pasto, sin embargo el potro pastaba a la intemperie. Si los aparatos malvados habían acabado con las pájaros, ¿imaginen lo poco afables que podían ser con los caballos? Teníamos que ocultarnos. El puente podía servirnos de resguardo. Sin perder más tiempo comenzaba a descender por el terraplén, en dirección al arroyo, rogando en mi interior que nuestro caballo no impusiera resistencia. Si ese objeto volador estaba ocupado por criaturas alienígenas, nuestro final estaba cerca. El tiempo era límite. Muy lejos estaba de mi entrega.